miércoles, 29 de julio de 2009

GANADERIA DOLORES: PIONEROS EN LA TRANSFERENCIA DE EMBRIONES EN MEXICO.


El propietario de rancho “Santo Tomás”, Lucas Andrés de la Garza Tijerina, es un criador de tiempo completo, un ganadero por los cuatro costados que expresa y demuestra su pasión por el mejoramiento genético. Detrás de su mirada expresiva, se haya un criador con enorme vehemencia por la ganadería y su progreso genético.

Por Nestor Escamilla


Genética, calidad y producción, es el lema de Lucas Andrés de la Garza Tijerina, un hombre sobrado, hábil conversador, de implacables razonamientos salpicados a veces de ironía, que sitúa a su rancho “Santo Tomás” en una posición muy distinguida en México, Centroamérica y Estados Unidos, por sus resultados con la Transferencia de Embriones en razas cebuínas y europeas puras.

A diferencia de la Inseminación Artificial, este ganadero regiomontano produce crías implantando directamente embriones frescos y congelados de ganado puro producido en sus hatos, logrando producir ejemplares de la mayor calidad genética de las razas Gyr, Nelore, Sardo de Negro, Charolias, Simmenatl y Brangus.


Desde 1983, este criador entrón, alegre y dicharachero, selecciona a sus vacas donadoras en base a su genealogía, récords de producción y pistas de calificación, mediante un programa de cría rigurosamente establecido de acuerdo a sus necesidades y a la mejor época del año.
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El rancho está ubicado en el kilómetro 5 de la carretera Estación Manuel-Soto la Marina, en el sur de Tamaulipas, México, donde usa “vacas donadoras” sobresalientes que luego son inseminadas en su periodo normal de celo. Con hormonas (Folltropin-V), son inducidas a superocular para que produzcan más embriones.

Siete días después de preñadas, a las vacas les hacen un lavado de útero para extraerles los embriones los cuales son congelados, operación que se realiza en condiciones de laboratorio para tener un buen control de calidad y que el material genético no sufra daños.
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Posteriormente los embriones son implantados en hembras nodrizas o receptoras, cruzadas o F1, que transmiten inmunidad natural y enseñan a las crías a convivir con el medio ambiente. La vaca nodriza no aporta nada de código genético porque no actúa su óvulo, sólo se comportan como incubadoras de los embriones.
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Si alguien expresa y demuestra su pasión por el mejoramiento genético, es Lucas. Detrás de su mirada expresiva, se halla un criador con enorme vehemencia por la ganadería y su progreso genético.
GANADO PURO ADAPATADO A CUALQUIER ZONA DEL PAIS
Lucas comenzó sus programas de Transferencia de Embriones en 1982 cuando su padre, Arturo B. de la Garza González, importó de Brasil una vaca Gyr, 6 vientres Indobrasil una vaca Nelore y un toro Indobrasil con la finalidad de refrescar y vigorizar las bases de su ganadería Cebuína, montar la infraestructura para producir sus propios embriones y extender el método a otros ranchos de la familia.
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Con la ayuda del Dr. Rait, un especialista originario de Estados Unidos, los De la Garza produjeron una cría con su vaca Gyr importada y la mantuvieron en un rancho de la Unión Americana sólo para producir embriones.
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Una vez de regreso a “Santo Tomás”, Rait produjo un embrión macho que al poco tiempo se agregó al hato con el propósito de continuar la pureza de la raza por absorción, hasta llegar al ganado que conserva hoy en día.
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Con el tiempo, ellos se dieron cuenta que la técnica aseguraba el mejoramiento más rápido que con la Inseminación Artificial aumentando el numero de crías de hembras seleccionadas en base a su potencial genético, a su fenotipo y registros, además de obtener un promedio de 40 a 50 crías por año.
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Para aumentar su progenie, reducir el intervalo generacional a 20 meses y aumentar la presión de selección para obtener un gran número de crías provenientes de animales jóvenes y adultos sobresalientes, paulatinamente fueron agregando a sus programas las razas Nelore, Sardo Negro, Brahman, Simmental, Charolais y Brangus.
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La familia de Lucas de la Garza se ha dedicado a la crianza de ganado desde 1920. A partir de entonces, tres generaciones de criadores han volcado sus esfuerzos y dedicación a la selección y mejoramiento genético de las razas cebuínas y europeas.
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En esos 89 años, los hijos y los nietos acompañaron y han liderado las adaptaciones de sus hatos a las demandas del mercado y a los sistemas de producción, conservando dentro de sus planteles la pureza y las virtudes que las hacen las razas más difundidas en México.

LA HISTORIA
Siendo gobernador del mexicano Estado de Nuevo León, el abuelo paterno de Lucas, Arturo B. de la Garza, fue uno de los fundadores de la ganadería cebuína con la que participó activamente toda su vida. En 1920 criaba unos hatos Guzerat, Gyr y algo de Brahman que importó de Estados Unidos, en donde se integró a la Asociación de criadores de esta última raza.
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Con el tiempo, el gobierno mexicano trajo de Brasil unos toros Gyr y uno de estos se envió a Nuevo León en 1940, lo que fue aprovechado por don Arturo para encastar su progenie con el tipo Sudamericano e imprimir un sello propio a su ganadería. Al retirarse don Arturo, su abuela doña Morena González continuó con el Gyr.
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Luego, el padre de Lucas, don Arturo B. de la Garza González, continuó la tradición y siguió la línea del Gyr con toros de registro para mejorar y desarrollar su ganadería y posteriormente incorporar el linaje de su vaca importada de Brasil, a través de la Transferencia de Embriones.
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Entre 1984 y 1985, los De la Garza importaron de Canadá unas vacas Charolais y Simmental con la intención de lavar embriones, acelerar el progreso genético y multiplicar su hato para lograr a mediano plazo amortizar el capital vaca-donante, además de amortizar la eficiencia en la utilización del semen de alto valor genético.

SUS INICIOS

Desde este año, el joven Lucas Andrés, escuchó hablar sobre los principios, proyectos y programas de la Asociación Mexicana de Criadores de Cebú (AMCC). Participó como uno de tantos que apoyaban la causa genética y los programas de mejoramiento. Conforme fue pasando el tiempo, se incorporó a sus actividades cada vez con decisión y convicción.
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Al correr de los años, el inquieto y vivaz jovencito sacrificó las diversiones de la época y con un crédito que le otorgaron y sus propios ahorros, compró el rancho “Casa Blanca”, un predio ubicado en Jiménez, en el centro de Tamaulipas, México.
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El rancho mantenía una gran parte de sus superficie enmontada, pozos con abundante agua y diversas especies forrajeras al que bautizó con el nombre de rancho “Del Güero”, en el que criaba ganado media sangre producto de empadres de su vacada Cebú y toros Simmental de Transferencia de Embriones.
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“Ahí siempre fui un ganadero comercial, el ganado Gyr de registro lo tenía en Estación Manuel, no tenía otra raza. Después seguí trabajando el Sardo Negro gracias a unas vacas comerciales que le cambié a mi abuelita doña Morena”, desliza este hombre de mirada escrutadora y unos lentes de aumento que cuando sonríe hacen que sus ojos parezcan dos líneas horizontales.
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Pero su entusiasmo por la implantación de embriones pronto lo pondrían en contacto con el Médico Veterinario Zootecnista Víctor Di Bella Rincón, quien es integrante del Comité Técnico de la AMCC, por lo que a partir de 1990 comenzó a lavar primero vacas Nelore, con las que logró un Campeón de la Raza y después Brahman, Indobrasil, Sardo Negro y Brangus.
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Dos años después, en 1992, Lucas compró un lote de 150 vacas Brahman que luego incluyó en sus programas de Inseminación Artificial y monta directa con toros de la ganadería Hudguins, importados de Estados Unidos mismos que trabajó Di Bella.

EL MERCADO PARA GYR E INDOBRASIL

Desenfadado, amable y atento, Lucas explica que en lo que refiere a las razas Gyr e Indobrasil, sus hatos están siendo inseminados para mantener las razas en el mercado y seguir abasteciendo su hato comercial “aunque tenemos más Nelore y Brahman que otras razas cebuínas”, agrega.
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Lucas comenzó a inseminar desde 1984, e incluso, actualmente ha retomado un programa de inseminación con mil vientres comerciales Indobrasil X Gyr y Brahman X Indobrasil a las que se agrega una tercera raza europea por inseminación “para batallar menos con los toros”, explica.
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“Aquí en Tamaulipas, el ganado europeo se cae mucho, el clima, la garrapata y los tiempos de agua son fatales”. Entonces, inseminamos mucho ganado con el Simmental que importamos de Canadá obtener F1 para reposición en los ranchos o para el mercado de exportación, añade.
Licenciado en Derecho, egresado de la Faculta de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Nuevo León en 1983, Lucas Andrés de la Garza Tijerina, tiene un dominio impresionante de aspectos relacionados con la genética y la selección.
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También, es poseedor de un talento y un oficio comercializador que puede calificarse descomunales y un carisma que lo hace brillar en cualquier proyecto en el que participa.
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En el año 2 mil, gracias a su trayectoria personal y gremial y al conocimiento profundo de las razas cebuínas, se convirtió en el décimo tercero presidente de la AMCC desde donde consolidó en el país una organización de criadores más fuerte y unida. Fue el segundo de la familia De la Garza en ocupar la dirigencia de la Asociación Mexicana de Criadores de Cebú (AMCC).
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“Se puede decir que nací y crecí entre las patas de las vacas, que ha vivido entre el ganado y ahí voy morir. A mi edad ya no puedo cambiar ni de religión, ni de actividad, ni de sexo”.

En los últimos 18 años “Ganadería Dolores” ha conquistado más de 100 Campeonatos Nacionales en las diferentes razas que explota y desde 1983 han producido más de 800 becerros producto de sus programas de Transferencia Embrionaria de las razas Romagnola, Charolais, Simmental, Brangus, Brahman, Nelore, Sardo Negro, Gyr, Indobrasil y Guzerat.
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Esta condición absoluta y total ha regido su manera de hacer ganadería, ha marcado su carácter y ha dictado la línea de su vida. Lucas Andrés de la Garza Tijerina, ahora con 48 años de edad, ha conseguido también un éxito inusitado al mantener unida a toda su familia en torno a un proyecto común: Ganadería Dolores, que representa la fuente de amor e inspiración que lo impulsa a continuar en esta, cada vez más difícil actividad ganadera.